Tuesday, May 29, 2012

Pedir un permiso

Las calles en Checoslovaquia son generalmente tranquilas, los artistas son personas marginadas y sus obras están prohibidas. Por lo general, Franz hace caso a las ordenes del gobierno, pero un día al abrir cierto periódico se encuentra con una nota escrita por un tal Tomás. "Sacadle los ojos a los rojos" grita con emoción a través de la tinta. Edipo nunca había sido tan espeluznante. Pronto se da cuenta de que su espíritu avanza decidido hacia lo prohibido. Escribirá una novela en protesta al régimen actual.

-Taller con "Escrito Semanal" sobre el tema "pedir un permiso"-

R

La región tan salvaje en donde se encontró de pronto perdido era nada más y nada menos que la selva de su sueño anterior. Ahí estaba él, rodeado de animales surreales que saltaban entre el borde de lo real y lo imaginario. Saltaban como niños saltan una cuerda. Un rinoceronte. Entonces sus recuerdos se entrecruzaron y por un instante recordó la cara de su esposa, el rubor, la riqueza de su persona que alguna vez le perteneció.

-Taller literario en la Feria Universitaria del Libro UANLeer 2012 con Felipe Montes-

Página 184 - Regina

-trado una vez más con un potente sonido que atravesó la habitación. Regina Rex no era sutil, era un mastodonte en el pequeño espacio de su sala. No existía espacio suficientemente grande para esta mujer. Por otro lado, desde su niñez logró cuidar su primera impresión en los demás.
    -Es hora de que me vaya, este hogar no es mi hogar- dijo con una voz temblorosa,una voz tan honesta que Iván pudo apreciar los hilos con los que estaba hecha su alma. -Quizás tu no tengas hogar, Regina- dijo, con un tono sarcástico, que dejaba entrever la amargura con la que se despediría más tarde.
   El ocaso se mostraba triste, postrado en una ventana que lo filtraba y lo hacía verde. Los ojos de Regina conjugaban con la luz y se transformaban en bellas perlas grises. -No, Iván, esta vez me decepcionas- habló, recuperando el tono solemne de una despedida. -El mundo se está haciendo pedazos allá afuera y tú, como siempre, te fijas en los detalles más sentimentales- añadió -Me temo que esto es un adiós, seco, definitivo y sobretodo, necesario-.
   Para la noche de ese mismo día, Regina ya se encontraba entregando el boleto al guardia de turno en el transiberiano, esta sería la última vez que sabría algo de Iván.

Ya abordo del tren, justo antes de caer dormida se

-Taller literario en la Feria Universitaria del Libro UANLeer 2012 con Felipe Montes-